martes, agosto 30, 2005

Retrogénesis

No sé si exagero al decir que cada vez que me encuentro en alguna frontera destilo hojuelas trazadas con humor negro. En esas ocasiones (sospecho) reprimo el intento obceno de ceder sonrisas encadenadas al borde de mis huellas.

Sé que debo decir algo que me asemeje al frostin cumpleañero. Lo siento (¿debo sentirlo?). Cualquier curiosidad incontrolada puede desavenenciarse discretamente con unos gestos inalámbricos apropiados al momento. En caso de solvencia emotiva, no dude en quedarse callado. Se le asegura total respeto, al menos cuando no se piense en ello.

He dado el primer paso. He derramado tinta. He (de)vuelto a la edad prima.

lunes, agosto 29, 2005

Preview de la espera

Hay días que definen la espera. Otros hay que componen un arbitrio leve que, sin darnos cuenta, nos llevan de la mano a la otra orilla. En tales ocasiones podemos embelesarnos indiscretamente tal como cuando se escucha una canción de amor. O por el contrario, desanejarnos esquemáticamente sin pompa ni marchas, como en fila para el baño. Pero, en contadas ocasiones, respiramos cada partícula embebida en el Tiempo, anhelando quizás, una tregua con el Olvido.

Hoy es uno de esos días.

No importa ese mañana que nunca llega, lo cierto es que sigo acompañado de mi sombra. Aunque a veces, cuando me mira el espejo, conspiro para removerla. Mientras tanto sopla el Tiempo, jugamos (sin éxito) a las escondidas.

domingo, agosto 28, 2005

Contubernio de lo imaginario

Anoche soñé que un pájaro verde comía las migajas que caían de la boca de un enano albino. Los miraba en silencio, hasta que me pareció caer en tumbos hacia un foso esmeralda. Hace tiempo me ronda la cabeza un contubernio de imágenes con cierto aire acusatorio. La pesadez de su letargo parece señalarme un algo que se esconde tras el velo de mi laxo escrutinio.

¿Qué será lo que permite a la transparencia de todo eso que tememos borrarnos como un borde de sombra incierto? Sé que el enano (a pesar de su blancura) nunca va a mirar las migajas que tira. Sé también que el pájaro (a pesar de su verdura) nunca agradecerá al tirador. Sin embargo, hay un algo genuino entre enano y pájaro, entre piel y plumas, entre migaja y caída, entre sueño y soñador.

No sé si quepa aquí la expresión de esto que he soñado. Como tampoco sé si quepa el sueño de mi expresión, o que sea sólo un sueño sin cabida. Tal vez, no, seguramente no importe nada de esto. Sospecho que al final enano-verde-pájaro en mano-migaja-alba volverán a soñarme en las mil maneras en que puede reencarnar el miedo. Sólo me resta imaginar el resto.

viernes, agosto 26, 2005

La política del regreso

He regresado. La pregunta obliga: ¿A dónde? Pudiera contestar que luego de casi un lustro de ausencia he vuelto. Sólo que la cosa es más complicada de lo que parece. Tiempo y espacio no parecen corresponder al hecho de mi retorno tras media década fuera, cuando lo cierto es que tan extranjero soy aquí como en el resto del mundo. Magnífica ironía murmura mi sombra.

Salí loco de contento cuando aún viajar no era motivo de sospecha criminal. En ese entonces la incertidumbre de lo posible abordaba conmigo, una euforia indómita que me (a)cercaba temblorosamente. Casi lo he olvidado. Tal vez borde en osadía pretender perderme entre vagos trazos y encontrar(me en) el proceso. Tal vez, pero sólo tal vez. El viaje, mientras tanto, continúa.