martes, febrero 17, 2009

Sementerio

Paseas entre los muertos
vida en mano.
Presta al silencio
mortecino entonas
la Palabra silvestre
cultivada en soledad.
¡Conoces tan bien
esa supultura anónima!


Vas quedamente para
no despertarte, de ese
latido fogoso que
palpa tus venas.
Saludas tus muertos
con sonrisa de Alba
y deseas,
- con ese deseo de mimo –
que tu tumba
sirva de atril
y, tu lápida
(sin lapidaciones),
guarde un beso
grabado en la memoria
de la muralla de mármol.