lunes, diciembre 26, 2005

Aretalogía

Este poema tiene como cinco años. Lo escribí en Beijing, en algún bar escondido en una callejuela. Definitiva mente uno de mis favoritos.

===================================================

Aretalogía

Entiendo que tu soledad
ha compartido conmigo.
Amigos de lo nuestro
nos tornamos con los años.

Enemigos del absurdo
coqueteo con la suerte,
abtemios al dolor fracasado.
A dieta de espectros
que vandalizan ventanas
en el anonimato de las 3 a.m.
Con la respuesta siempre
colgando de cualquier
pregunta del azaroso azar.

A prueba de naufragios,
sucumbimos así,
en plena orilla.
Recitando a coro:
Hasta que la muerte,
nos sepa a Ares
.”

jueves, diciembre 22, 2005

De porqué no me dió la gana y otras menudeces

Nació mi niña hace diez días. Ya. Así de sencillo. Sé que alguno se quedó esperando un soneto, décima, cuento, estratofilia fantástica de esas que nos conmueven. A veces. Bueno, ya lo he dicho. No tengo que añadir nada. Eso espero. Eso creo. Eso confieso.

Esta cosa de ser padre me ha traido otra colección de dudas. Toda una gama de quizáses danzan alrededor de mi Sombra con todos esos talveces de mi pasado. Supongo que la austeridad de este pronuncia miento debe se debe al ritmo inconcluso en que vivo. Vivimos (¡es tan facil perderse entre plurales!).

Hoy el futuro pinta mejor que otras veces. No lo digo por esos colores tibios del espectro underground. Lo digo quizás, no, seguramente porque hoy, más que otras veces, el futuro se perfila con algo de dirección, eso no lo veía desde hace bastante tiempo.

Nació mi niña hace diez días. Ojalá fuera así de sencillo.

domingo, diciembre 11, 2005

De(s)figuraciones

De(s)figuraciones

Si creyera en los ángeles
te pediría un beso;
un desahogo voraz que
intestine el deseo;
una caricia escrita
al borde de tu sombra;
un recelo maniqueo
entre mis huesos;
una siniestra verdad
inconclusa; tal vez
un destello sonoro
inconsciente.

Si creyera en ángeles…

No hubiera pedido
esta cerveza enmascarada
de ilusiones; esta
sospecha que me
mantiene atrincherado;
esta nostalgia de nosotros;
esta brevedad inconclusa;
esta orgía de quizáses;
este embeleco de inventarnos;
este rastrillo embotellado
entre distancias recíprocas.

Si te creyera, ángel…

Habría un poema menos
con qué conjurar
los instantes en que
nunca hemos (s)ido.

19 I 05
San Juan

miércoles, diciembre 07, 2005

Carta a un ser de arena

Hola.

Por lo menos eso quisiera decirte. Sí, lo confieso, mi Olvido es más testarudo de lo que quisiera admitir. Hace tiempo me ronda la idea de hablarte, seguro que no como en otros tiempos, pero siempre he estado convencido de no tener tiempo para un tiempo que acabó.

Lo único que llena esta Nada que nos separa es un hola inconcluso. ¡Cómo nos hubiéramos reído de saberlo! Pero no lo neguemos, entonces el eco de la sospecha gateaba (ahora lo reconozco) entre nuestras sombras. No me mires así, por lo menos he pasado toda esta ausencia escribiendo fragmentos de poemas que ahora deambulan silentes en espera de algún conjuro asmático.

...Dime, ¿qué desnudez
llena el retortijo
que siempre me lleva
descalzo a tu espalda...?

Sólo quería decirte hola. Así nada más. Quizás un leve trepidar de labios. Tal vez una fractura imperceptible del ojo. De seguro un gesto inacabado de espera. Pero ya ves, me temo que hoy continuaré este vicio amanuense que seca mis venas a pesar de cúan testarudo pueda llegar a ser mi Olvido.



Desde el Tiempo,
Bayoán

martes, diciembre 06, 2005

Thank God is Friday's

Me siento en la barra. Ordeno cerveza y una ensalada. A mi lado se sientan cinco chicos con acento del cono sur. Ordenan sus cervezas. Mientras esperan le piden al bartender que les cambie el TV al juego de fútbol (de soccer, que se entienda). El bartender cambia de canal tres veces. Les dice molesto que they ain't showin da game. Ellos le responden seguros que sí, que busque en tal o cual canal (no hay muchas opciones). Sorry, my job is to serve, not to be your remote control. I'm busy. Y con esas se volteó a chistear con la otra pareja que ocupaba el bar y su valioso tiempo. Los chicos recogieron sus cosas y se fueron, visiblemente molestos. I'd walk'em to da door myself! You belive dad!!?? Dijo a todos y a nadie en particular. Comí callado mi ensalada. No terminé mi cerveza. Le dejé dos dólares de propina al bartender negro.

En tierra amor mío

Hoy, también he muerto
entre los peces aferrados
a tu escaparate.

¿Dónde carcino
la aurora testigo
del crimen tripticado?

Resbalas hasta el eco
de mis huesos sobre
la ciudadela fría
que (pre)cede al (a)diós.

Mientras...

Reúno férreos peces
para el escape.

domingo, diciembre 04, 2005

De volver a la Nada

Había dicho que no tenía nada que decir. Bueno, en verdad tengo mucho que decir, lo que me falta son las ganas. Tanto de sustantivo como en verbo. Déjolo ahí.

Es casi seguro que me quede sin trabajo el semestre que viene. No porque no haya trabajo, si no porque tendría que pagar para trabajar. Magnífica ironía dice el ciego bibliotecario. Claro que dejar de trabajar no es cavar mi tumba, eso que lo hagan los que por alguna razón se preocupan por el futuro. Es volver a ella.

Aunque lo he aceptado desde hace algún tiempo, no deja de joderme la vida. Aceptar que he perdido mi tiempo y (¿porqué no decirlo?) mi talento en esa cosa abzurda que llaman Literatura. ¿Qué me deja hoy?

Si hubiera continuado en el Navy me faltarían sólo dos años para retirarme. Tendría seguramente dos divorcios y no más de dos hijos que me odiarían. PO1 ó CPO, mi vida se reduciría a leer libros de fantasía y (sin saberlo, pero sospechándolo) perpetuar el mito repetido de la furia aquilea 18 horas al día.

Si hubiera continuado con las ciencias tendría una colección de cadáveres impresionante, incluyendo un divorcio y, a lo sumo, un hijo que, no debe sorprenderlos, me odiaría. Pasaría 18 horas al día en un laboratorio buscando cualquier excusa para no regresar a un apartamento vacío, con la excepción de cientos de libros de Cábala a medio leer, amontonados en las esquinas junto a igual o mayor cantidad de botellas vacías de todos los tamaños y colores.

Desconozco cuándo decidí seguir al corazón. Sólo sé que paso 18 horas al día bailando con la Nada, esperando un hijo que llegará con sus odios en cualquier momento. Sin furia aquilea. Sin botellas vacías de colores. Sin ganas.