Esperas mi desespero
en desidia casi eterna
sangrando humo.
En roja avidez llevadera
conduces a mi Destino.
Te advierto, adviertes,
desde esta vitrina de cafeína
donde trato,
inútil
mente,
de llevarte, aunque sea por un instante,
a la guarida donde
escondo mi Olvido.
Beijing, 2003
lunes, marzo 20, 2006
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