Una copa juega
entre los pliegues
de nuestro silencio.
La he visto digerir
esos intentos cotidianos
de rendirnos al sueño.
Se me hace que, este
bostezo que nos une
morirá de espanto,
entre deseos.
entre los pliegues
de nuestro silencio.
La he visto digerir
esos intentos cotidianos
de rendirnos al sueño.
Se me hace que, este
bostezo que nos une
morirá de espanto,
entre deseos.
Milán, 2004
hola medallero
ResponderBorrartiempo sin leernos
pero todo es circular
y singular para volver a cruzarse
este poema trae lo universal de toda cotidianidad que le suceda al lector
genial el protagonizmo del bostezo en la última estrofa
un cariño enorme a vos y a los tuyos...ya son más de tres?