Hace mucho nos mirabas
desde la menor de tus cruces.
En el horizonte bailaban
las siluetas extinguidas de las horas.
Entonces encomendabas al padre
tu oficio,
el Destino,
la traición.
Hoy
el rastro de la piedra ensangrentada
busca redimirse del peso impuesto
y del látigo bimilenario
convertido en oro.
Consumado es.
domingo, marzo 23, 2008
Paisaje de la calavera
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