Sescapan los trazos escurridizos
entre multitud de sombras
de su origen atroz.
La espera (como siempre)
verduga su propia arritmia
cronófaga, tictacleante.
No existe el camino,
sólo el sueño del Destino
desangrándose en deseos.
Toma la mano.
Apostemos al Olvido.
XI 08
6188
entre multitud de sombras
de su origen atroz.
La espera (como siempre)
verduga su propia arritmia
cronófaga, tictacleante.
No existe el camino,
sólo el sueño del Destino
desangrándose en deseos.
Toma la mano.
Apostemos al Olvido.
XI 08
6188
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