Sí, lo sé. Parecen tan lejanos esos días en que paseábamos tomados de las manos. ¿Recuerdas esas tardes de vicios escondidos, cansancios sulfurados, escamas removidas? ¡Qué lejanos parecían entonces estos días! Tan concentrados en hacernos, con el descuido de quien nada cuida, nada reclama. Goteando nada tras nada hasta quedarnos en esta nada compartida. Tan lejana.
¡Si vieras todas esas huellas que cargo en la espalda! ¡Si supieras de los mares que han sumergido mi vuelo! ¡Si te imaginaras la veteranía cernida tras cada invierno! ¡Si soñaras en mis sueños! ¡Si entraras!
¿Sabes? A veces pregunto si tú también faxcimilizas esas noches cuando estaba ausente tu ausencia.
Sigo alimentando con tinta esta lejanía para que su hambre no me devore.
No te devore.
No nos devore.
Al final de lo eterno siempre espera el Olvido.
Nunca lo olvides.
sábado, febrero 24, 2007
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Adal
ResponderBorrarme fascina esto de que alguien sea visto como a un "ser de barro"
aunque en la metáfora todo lo somos
verlo esrito así dice de tu musa
todo el texto anda sobre vos y ese ser..que en instantes son uno,nada ,se devoran...pero aparece el olvido desde tu perspectica destino final y se agigante el final de la prosa
me gustó un montón
abrazos ,mabel
P:D:hay unos cuentos breves en otro blogs mío ,por si gustas pasarte
http://cuenteraderio.blogspot.com
Mabel,
ResponderBorrarEs cierto, por más en que nos empeñemos en aferrarnos a cualquier orilla, siempre nos arropa la marea del Olvido. Un abrazo de barro y otro de arena. Ya estoy de camino a tu orilla, prepara el café.
quizás la eternidad sea simplemente el olvido. leer este texto es como espiar una intimidad que no me pertenece, pero al cabo eso que planteás podría ser dicho por una misma y ahí el escrito se internaliza. besos!
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