Corre la noche a ocultarse
en el intestino grueso de la Nada.
Baila mi sombra al compás
de mi asombro.
Se duerme.
Quieta resplandece
su fantasía zigzag,
como ofrenda incensaria
a un Buda taciturno.
Y ruego casi al instante
que mi turno
llegue a mi sueño
domingo, abril 13, 2008
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