lunes, abril 16, 2007

Alba Rosa

Por qué cantáis la rosa, ¡oh poetas!
Hacedla florecer en el poema
.
Vicente Huidobro

. . . y germinó. Todo se hizo blancura cuando el primer rayo de Sol tocó su cuerpo en corazón de flor naciente. Abrazada por las últimas gotas del rocío matutino sintió correr en su interior la vida yacente en las entrañas de la tierra, el palpitar de tantas ansias muertas y sepultadas bajo el polvo de los siglos. Despertados ahora por ella, interrumpiendo su sueño milenario con el llamado de sus raíces ávidas de sueños, vidas y sonrisas muertas.

Detenida en un instante, la flor naciente contempla el alborozo de los rayos de luz entre sus pétalos nuevos. Comienza, como por costumbre, a ofrecer en ofrenda solar su corola de flor recién hecha. Sin temores ni vanaglorias abre su albo cuerpo en compás de sinfonía a natura, en crescendo lento, irreversible.

Todas las flores, aves y cascadas; y todos los arrollos, árboles y soles, cantaron en fortíssimo salvaje la sinfonía de bienvenida a la Alba Rosa. Y se sintió feliz, ajena al dolor de los hombres.

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