Hay un abismo colgado
en la penumbra de mi cama,
alrededor de ese cuerpo
dormido que jura ser mío.
Abandono la Noche.
Y una paloma errante
golpea sin sorpresa ese
cristal que divide,
casi sin pretensiones,
el silencio que emana
de un ronquido solitario.
jueves, enero 25, 2007
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