A veces el día ronda entre esquelas, pero solo a veces. La mayor parte del Tiempo se pasa desfilando agujeros secos hambrientos de memoria. Eso al menos, nos traduce a pedazos el esquema sincero de nuestra convalescencia.
Me han dicho alguna vez (si alguna vez lo fuera) que los abrazos constituyen una forma sutil de envejecer. ¿Será por eso la obstinada abstinencia piterpaniana? Me iré a dormir, o a esperar al invierno, que viene a ser lo mismo cuando se abrazan indiscretamente los años y el recuerdo.
jueves, septiembre 08, 2005
Comparsa del momento
¿De qué habla?:
El sueño,
La espera,
Lo cotidiano,
Prosa
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